Las
selvas que se desarrollan en las cumbres y en los costados de las montañas
tropicales están constantemente inmersas en esas masas nubosas. Durante la
época de lluvias, la nubosidad predomina en las frescas madrugadas y las
tardes. Durante las horas más asoleadas, las nubes se disipan para mostrar el
fulgurante verdor de la montaña.
El clima a esas alturas con una temperatura
media de 19grados centígrados, es casi perfecto. Allí no existe el calor
extremo de las selvas tropicales ni el frío extremo de las grandes cumbres de
Los Andes.
A
partir de 800 metros de altura sobre el nivel del mar, y hasta más arriba de
los 2.500 metros, nuestras cordilleras montañosas provocan condensaciones de
vapor de agua atmosférico que, en forma de nubes, envuelve casi constantemente
estos parajes.
En
ese ambiente acogedor, viven muchas especies de plantas y animales. En medio
del dominante verdor de la selva, destacan joyas coloridas, en forma de flores,
insectos, ranas y pájaros. Como el agua de las nubes envuelve todos los
espacios, las plantas se dan desde el suelo, hasta sobre la última rama del
árbol gigante cuya copa forma el techo de la selva.
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